Pese a su estado de salud, Cayetano Cabrera Esteva festeja el Día del Padre
La jornada Patricia Muñoz
Este domingo, el ingeniero Cayetano Cabrera Esteva cumplió 57 días en huelga de hambre, en el campamento que mantiene el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo capitalino.
El Día del Padre lo pasó en el campamento con sus hijas, Gladys y Raquel, su esposa y su suegra, quien se trasladó desde Oaxaca para verlo, y aunque describe como un “día maravilloso” haber podido festejar en esta lucha del SME, hubo un momento muy difícil cuando les dijo a ellas que se mantendrá en esta huelga, que sí está dispuesto a llegar “hasta las últimas consecuencias”, hasta ofrendar su vida.
“Si el gobierno quiere un muertito para que nos haga caso, para que se haga justicia a los trabajadores, lo va a lograr, yo ya me siento muy mal, pero yo me voy al final, no me paro”, dijo Cabrera Esteva, quien para estar en esta huelga pidió un permiso sin goce de sueldo en su trabajo como maestro del Politécnico.
Sus últimos análisis clínicos señalan que Cayetano ya entró en la etapa en la que su organismo está consumiendo masa muscular. Ya tiene moretones en el cuerpo, no puede caminar más que lo indispensable. Tiene dolor de cabeza permanente, náuseas y, lo más grave, es que la miel que toma la vomita: “ya no la retiene mucho mi cuerpo. Ya estoy agotado”. Los doctores le han propuesto irse al hospital a hacerse un chequeo médico, pero el dice que vino a esta protesta a “darlo todo
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