¿Dónde quedó el dinero?
Martín Esparza Flores Revista Siempre
La aparición en el escenario de la
reforma energética de los pasivos laborales acumulados por adeudos de
prestaciones no solventadas por décadas a favor de los trabajadores
petroleros y electricistas de Pemex, CFE y Luz y Fuerza, por parte de
las paraestatales —hoy trocadas en “empresas productivas del Estado”— ha
puesto en la mesa de los debates parlamentarios el inevitable tema de
la corrupción y discrecionalidad con que esos multimillonarios recursos
fueron manejados de forma ilícita cuando debieron ser intocables, por
representar derechos adquiridos por miles de trabajadores que laboraron
durante toda su vida para asegurar una pensión justa, tal y como lo
establecen el artículo 123 de la Constitución y la Ley Federal del
Trabajo.
Diputados del PRI, PAN, Verde Ecologista
y Panal se han manifestado a favor de convertir en deuda pública los
2,1 billones de pesos que en promedio suman tales pasivos, bajo la
justificación maniquea de que ambas empresas deberán entrar en la
competencia del sector energético ante las empresas nacionales y
extranjeras, con sus estados financieramente sanos, pero poniendo como
insalvable condición que las dirigencias del Sindicato Petrolero y del
SUTERM acepten negociar cambios sustanciales a sus contratos colectivos
de trabajo para que su agremiados de nuevo ingreso, emigren al sistema
de pensiones de cuentas independientes.
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