Fue diseñada bajo criterios neoliberales
Martín Esparza Flores
El secretario de Educación Pública,
Emilio Chuayffet Chemor, lanzó hace unos días su “anatema” oficial de
sancionar a los maestros y los gobiernos de los estados que busquen
aplazar la puesta en marcha de la reforma educativa, reafirmando con
ello el trasfondo intolerante de su origen y la ausencia total de
consensos para aquellos a los que ahora se les busca imponer una
contrarreforma que no impulsará un auténtico cambio en el modelo
educativo a favor de los estudiantes, sino la propuesta privatizadora
dictada por organismos como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico que ocasionará inestabilidad laboral a miles de
maestros y el gradual deterioro en su nivel de vida.
Apoyado en la complicidad de los medios,
Chuayffet insiste en endilgar a los mentores su renuencia a ser
evaluados, pero sistemáticamente evade tocar las propuestas hechas al
respecto en los diez foros regionales celebrados con antelación a la
aprobación de la iniciativa, a instancias del magisterio democrático,
por especialistas en la materia, profesores de todo el país y hasta
padres de familia. Puntos de vista que en la más totalitaria de las
actitudes políticas, sencillamente fueron ignorados.
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