“Hay José, ¡como extrañamos tus revueltas!”
Víctor Sánchez
El comunismo
ha sido olvidado, quizá muerto. Las páginas recientes de la política mexicana
no hablan de comunismo y las noticias en los medios nacionales menos. Acaso son
historia. Se escribe de la izquierda o de las izquierdas, la palabra comunista
está fuera. José Revueltas es un comunista, íntegro, completo y complejo. Como
debe ser. Rebelde, libertario, subversivo, agitador, insurgente, revoltoso, crítico.
¡Crítico! Eso es. Comunista crítico, como ninguno otro. Por eso: Hay José ¡Cómo
extrañamos tus revueltas!
Este año se
cumplen 100 de su natalicio. Su capacidad crítica entrañable. Aplicada ante
todo en las formas propias, en las prácticas, autocrítico. Es su premisa,
teórica y práctica. En su obra literaria, como en las organizaciones políticas
en que militó, las que formó. Este comunista es así, duró consigo mismo, agudo
con sus praxis, en su entorno. Se olvida en muchos espacios, por muchos
dirigentes, esta premisa del comunista, del marxista Revueltas.
Este año es
su aniversario. Su obra tiene que ser leída y releída. Las batallas no deben
ser en el desierto, tienen que ser actuales, en lo político, ideológico y
teórico. Los neoliberales tienen en José Revueltas –a pesar de la distancia,
del tiempo-, al mejor crítico de sus sinrazones, al mejor oponente comunista.
La batalla, la lucha política esencial de estos tiempos, la que prepararon con
detenimiento los neoliberales, es política e ideológica. Las categorías
analíticas de los comunistas han sido desterradas de los escenarios políticos.
Su precisión –ahora, es contundente y necesaria. Por ello primero buscaron su
derrota, su debilitamiento, su extrañamiento.
En la
academia, en los grupos y en los partidos estos conceptos han sido desterrados.
En ninguna reunión pública o privada se les escucha, es momento de recobrarlos.
Sin esquemas, sin demagogia.
La demagogia
impera. Quizá hasta podíamos comentar que el pensamiento único también, domina.
El regreso del PRI con los 12 años del PAN fomentan la demagogia actual, sin
duda los actuales medios masivos de comunicación son piezas de su función; han
vaciado el contenido del lenguaje, con un discurso político vacuo. Cientos de
miles de promesas, en los tres niveles de gobierno cuando transcurren las
campañas electorales, otros más cuando ejercen gobierno y otras miles para
atacar al enemigo. Ejemplo, las reformas estructurales, proclama desde los 90
del siglo pasado, son los medios de allegar el bienestar social pero fueron
instrumento de una nueva acumulación de capital, concentrada al máximo en
monopolios imperialistas diversos en la burguesía financiera, industrial y
comercial. El capital se globaliza como nunca antes, gracias a ellas. Lo
demagogos las impulsan y sostienen.
Las
elecciones de la transición, en el 2000, fueron claro ejemplo de la demagogia burguesa;
Vicente la encarnó. Mientras la explotaba, se destruían las conquistas
alcanzadas en los contratos colectivos de trabajo como en instituciones
sociales y servicios generales, en forma paulatina. Los discursos proclaman el
bienestar de las reformas estructurales, su aplicación quiebran las conquistas.
Todo apoyado y avalado desde los congresos federales y estatales.
Los ideólogos
del partido y parte considerable de los
intelectuales mexicanos aprobaron el camino seguido. El Estado pequeño y
la normas de todo nivel flexibles [secundarias constitucionales, contratos
colectivos y contratos económicos de estado], dando paso a la creación de
mercados libres; después de la firma del TLC el impulso flexible normativo
cundió para el alcance de dicha libertad. Todo lo social y público convertido
en negocio, renta o utilidad, mercancía. Ejemplo, las jubilaciones logradas por
empresa se quebraron para sólo dejar pensiones a más de 65 años, echando por la
borda la idea de jubilarte a los 30 años de trabajo. El nombre o el concepto de
jubilación, desaparece del entorno laboral para ser pensión: fondos de ahorro
para el retiro, cuentas individuales de ahorro y encargo universal permanente a
la banca privada.
Explotación se
oculta con demagogia y con nuevo lenguaje como trabajo precario o desempleo y
empleo informal. La izquierda –su partido y sus sindicatos- se pliega al nuevo
lenguaje, se aleja de las categorías de análisis marxistas. El proletariado ya
no lo es, y la ideología y conciencia de clases, están convertidas en cultura
política o mejor, cultivo de los derechos humanos. En el parlamento esas
categorías no se escuchan, cuando –al fin- más diputados y senadores han
llegado a las cámaras. El ataque teórico e ideológico llegó a la academia, la
mayoría de las editoriales suspendieron las obras marxistas acaso por ser
historia se les trata, sólo por eso.
El
“proletariado sin cabeza” es el debate, precisa José Revueltas:
“a] El concepto teórico (ideal) de lo que debe ser un partido de
clase del proletariado y las raíces de dicho concepto en la teoría materialista
del conocimiento.
b] Los desajustes de la teoría del partido con la realidad. De
cómo el autoritarismo prefiere deformar y falsificar la teoría a transigir con
la realidad, pero como necesita resultados, opta por la pragmática y el
inmediatismo.
c] Análisis espectral del militante y el dirigente
"centralizados". Práctica y acción indiscriminadas, sin análisis
teórico, que conducen al dogmatismo y al sectarismo; al oportunismo de derecha
como al oportunismo de izquierda.”
No más, pero
tampoco menos.
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