Un náufrago más
Revista Siempre
Cual náufragos asidos a una tabla en medio del océano, los funcionarios del gabinete de Felipe Calderón hacen denodados esfuerzos por mantenerse a flote y no ser tragados por las tempestuosas aguas de la avasallante corrupción fomentada por ellos mismos.
A un año de que finalice la actual administración, la palabra “transparencia” se ha convertido en un término abstracto, invocado hasta el cansancio en los discursos oficiales pero ausente de la realidad que día a día perciben millones de mexicanos.
Por doquier surgen hechos que contradicen la eficiencia, transparencia y hasta congruencia que se pregonan en los ámbitos oficiales, pero lejos de buscarse alternativas reales de solución, se insiste en caer en los mismos esquemas de colocar en puestos de alta responsabilidad a recomendados o amigos que han demostrado con antelación su incapacidad para desempeñarse en los cargos públicos.
Tal es el caso del recién designado director general del ISSSTE, Sergio Hidalgo Monroy Portillo, quien hace apenas un año cuatro meses fuera nombrado por el entonces secretario de Hacienda y hoy precandidato panista a la Presidencia, Ernesto Cordero, director del Sistema de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), en sustitución del gris e incompetente Luis Miguel Alvarez Alonso.
En su toma de posesión como nuevo titular del ISSSTE, Sergio Hidalgo señaló, para variar, que la transparencia “será el eje fundamental” de su gestión al frente de un organismo encargado de velar por los intereses y la salud de 13 millones de burócratas en el país. Una calca similar de las promesas que hizo cuando arribó al SAE en julio del pasado año, luego de que los diputados pusieran a sudar frío a su antecesor y eternizado en el cargo, Alvarez Alonso, sobre el manejo que el SAE estaba haciendo del comodato en que recibió para su administración los bienes de la Luz y Fuerza del Centro, tras su ilegal extinción el 11 de octubre del 2009.
Se esperaba que el ex oficial mayor de Hacienda y ex fundador del SAE en 2003, donde se desempeñó como director corporativo de Operaciones, pusiera orden en el delicado asunto y precisamente, diera “transparencia” en el manejo de los recursos de Luz y Fuerza, pero sencillamente se cruzó de brazos incurriendo en una extensión de la complicidad que su antecesor pactó con el entonces director operativo de la Comisión Federal de Electricidad, y hoy prófugo de la justicia mexicana, Néstor Moreno Díaz.
Debemos recordar que lejos de haberse abocado a realizar los inventarios de todos los bienes y la infraestructura de Luz y Fuerza, el SAE, es decir, Alvarez Alonso, entregó dichos bienes para su manejo a Néstor Moreno. Hasta la fecha, los diputados siguen esperando informes detallados al respecto pues ni Moreno Díaz como tampoco el hoy flamante director del ISSSTE se los proporcionaron en su momento.
El paso de Sergio Hidalgo por el SAE sólo sirvió para encubrir los ilegales y arbitrarios manejos que se dieron con los bienes de la extinta Luz y Fuerza y que pueden ascender a un millonario quebranto a las finanzas públicas. Sería bueno que el nuevo funcionario definiera que entiende por “transparencia”, pues es de esperarse que si en el ISSSTE se conduce de la misma forma que en el SAE, los malos manejos de que ha sido denunciado su antecesor en su actual cargo, Jesús Villalobos, quedarán impunes, y por su opacidad e incapacidad, los 13 millones de derechohabientes del instituto, terminarán pagando las consecuencias de otro más de los caprichos presidenciales de colocar en cargos de alta responsabilidad a funcionarios ineptos y encubridores de los saqueos al país.
Según Monroy Portillo, como nuevo director del ISSSTE, estará abierto al escrutinio público y atento a las auditorias que la Secretaría de la Función Pública realiza en la institución a su cargo, y aunque asegura que no centrará su trabajo en cuestiones políticas, se ve difícil que de concretarse sus buenos deseos no se llegue al enfrentamiento político con el grupo del ex director y ex candidato al gobierno de Veracruz, Miguel Angel Yunes Linares, quien por cierto heredó el cargo a Villalobos, encargado de las finanzas del ISSSTE durante su gestión.
¿A quién acusará entonces Sergio Hidalgo en caso de surgir responsables? ¿Se hará que la virgen le habla como sucedió con los bienes de Luz y Fuerza?
Es indudable que Monroy Portillo se agrega como uno más de los náufragos del sexenio en el inmenso y avasallante mar de la corrupción y las contradicciones, por supuesto, asido a su frágil tabla salvadora.
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