Este podría ser el lema en la CFE. La paraestatal, que aplica tarifas exorbitantes a sus clientes cautivos, no recuperará al menos 100 de los 300 millones que se robó su exfuncionario Alejandro Morales, pupilo del defraudador fugitivo Néstor Moreno y quien fue condenado a sólo cuatro años y medio de prisión. En cambio, la cajera que descubrió y denunció el delito de Morales va a pagar su osadía con la misma pena que éste.
Proceso
Si el enriquecimiento de Néstor Moreno Díaz, el funcionario fugitivo que adquirió un yate y un automóvil Ferrari producto de sobornos, exhibió la corrupción en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), un fraude por más de 300 millones de pesos cometido por uno de sus subordinados, Alejandro Morales Méndez, apunta a que el saqueo en esa institución es también una práctica impune.
En efecto, pese a estar preso, Morales Méndez logró que más de 100 millones de pesos en propiedades –casas de lujo, ranchos, terrenos y cuentas bancarias– no le sean incautados para reponer por lo menos una tercera parte del dinero que robó a la CFE para adquirirlas.
Y es que al mismo tiempo que Moreno Díaz recibía sobornos de la empresa Lindsey Manufacturing por otorgarle contratos de la CFE, como acreditó una investigación en Estados Unidos, Morales Méndez robaba claves de acceso de sus empleados para hacer transferencias de recursos de la paraestatal a cuentas bancarias suyas y de sus familiares.
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