Contralínea/Manuel Fuentes
El gobierno federal mostró una descomunal preocupación por los resultados del proceso electoral del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que culminaron en diciembre de 2010, en una inusitada participación de jubilados y trabajadores que aún siguen en resistencia demandando su reinstalación.
Consideraban, desde esferas gubernamentales, que, a más de un año de desgaste, el SME estaba acabado y dividido, pero su sorpresa fue mayúscula.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el 14 de diciembre, en el aniversario 96 del Sindicato, se vio obligada a entregar la toma de nota que reconoce a su directiva, encabezada por Martín Esparza; pero se apresuró a señalar, en voz del mismo Felipe Calderón, que ello no significaba ceder ante el SME.
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