Un pequeño grupo…
Eduardo Ibarra Aguirre
Al término de La toma simbólica del Distrito Federal, el 4 de diciembre, y después de 11 horas de manifestaciones, mítines y plantones en diversos sitios, los electricistas y sus dirigentes decidieron concluir la jornada con una marcha del Monumento a la Revolución a las instalaciones de Televisa de avenida Chapultepec.
La concentración en la sede tradicional del consorcio televisivo más importante de habla hispana en la aldea, encabezado por Emilio Azcárraga Jean y del que forman parte del Consejo de Administración 15 de los dueños de México, fue para exigir lo elemental: “que difunda las verdaderas razones” del decreto presidencial de extinción de Luz y Fuerza del Centro, emitido hace dos meses y con el apoyo del Ejército y la Policía Federal para tomar por asalto a la media noche, como hacen los delincuentes, las instalaciones de la paraestatal de la que fue presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa en su condición de secretario de Energía, pero nunca se percató que cada familia mexicana “pagaba mil 500 pesos mensuales” para subsidiarla.
No le falta razón al líder del Sindicato Mexicano de Electricistas –inexistentes ambos jurídicamente para el grupo gobernante, pero la terca realidad se los pone enfrente como actores sociales de primera línea--, al estimar que se trata de “una campaña criminal que ofende a los trabajadores”. Pero se equivoca al considerar que los costosos anuncios son responsabilidad de Emilio III y Televisa. Más aún cuando el legítimo reclamo del derecho de réplica lo confunde con “aunque sea en espacios pagados por el gremio” (La Jornada, 5-XII-09, p. 5).
Si los derechos son tales, incluso cuando no estén reglamentados, no se compran. Pero es oportuno que los “incansables y festivos” electricistas y Martín Esparza Flores se dieron tiempo para que los dueños de Televisa paguen los costos sociales por la labor de desinformación. Mas resulta bajo el costo si todo se resuelve con que terminada la concentración, un funcionario de la empresa atiende telefónicamente la demanda de los miles de manifestantes y un reportero entrevista al secretario general, desconocido por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, tal y como lo anticipó el pitonisa Javier Lozano Alarcón.
¿Se imagina usted la cantidad de manifestaciones que tendrían que realizarse todos los días para que el conculcado derecho de réplica tanto por el duopolio televisivo como por el oligopolio de la radio –con sus dignas excepciones--, se resuelva por medio de una entrevista con los agraviados?
Quedó patente que diversos actores del movimiento social perciben con claridad que Televisa y Televisión Azteca, en particular, son un gran obstáculo para que el reclamo social encuentre cauces institucionales para la solución de las demandas, además de una rémora para la democracia electoral y política.
A diferencia de los partidos políticos y sus legisladores quienes, de acuerdo a los conocedores, se disponen a reeditar la Ley Televisa que dos años antes echó para atrás la Suprema Corte, el movimiento social puede desplegar con mayor amplitud su capacidad de presión y denuncia para estimular lo que constituye una plausible novedad en el decálogo dado a conocer al conmemorarse “tres años de resistencia”.
Allí propuso Andrés Manuel López Obrador: “2. Democratizar los medios de comunicación. Es inaceptable que un pequeño grupo posea el control de la televisión y de la radio, y administre la ignorancia en función de sus intereses. Que quede claro: no hablamos de expropiación y mucho menos de censura, sino de que el Estado cumpla el mandato constitucional de garantizar el derecho a la información”.
Nada más, pero nada menos.
Acuse de recibo
La abogada Nora Ahumada S., avecindada en Ciudad Victoria, Tamaulipas, hizo llegar al redactor de Utopía lo que, en efecto, fue Tu primera tarjeta de Navidad, por la vía electrónica… Por la aérea, la jubilada Bertha Adriana remitió desde Brownsville, Texas, el 19 de noviembre, una tarjeta impresa que desea “Paz en la Tierra”, justo cuando Barack Hussein Obama apostó por la ampliación, en profundidad y en extensión, de la ocupación militar de Estados Unidos de Afganistán… Finalmente, Marcos A. Heredia Pérez escribe desde Mérida, Yucatán: “Cada fin de año se caracteriza por los buenos deseos para nosotros y los demás, y olvidamos que, precisamente, se dice que el camino del infierno está lleno de buenos deseos. Tuve un amigo en la secundaria --hoy médico jubilado de una institución pública de salud-- que solía decir: primero yo, después yo y siempre yo. Digamos que no le fue mal, pero no es ni lo uno ni lo otro, eso del camino del averno o del yoísmo, pero es que como decía otro amigo hoy internado en un ancianato a sus 97 años (nació en 1912): nada es nuevo y todo es nuevo. Yo diría que el camino de la dialéctica está empedrado de dudas. Le deseo muchos años a Forumenlinea y a ti, que conserves el entusiasmo que Alí Chumacero desborda en la entrevista publicada el 6 diciembre del 2009 en La Jornada Semanal”.
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