1 dic 2009

Mil 430 millones de pesos y 338 contratos para una sola empresa, parte de la telaraña que envuelve a la CFE

México S.A.
Carlos Fernández Vega.
En la Comisión Federal de Electricidad viven plácidamente porque, de acuerdo con la versión oficial, nadie sabe, nadie supo de probables actos de corrupción en la empresa pública, y mucho menos de contratos firmados en años lejanos” por funcionarios distintos a los actuales, uno de ellos hoy miembro del consejo de administración de Petróleos Mexicanos. Aun así, la paraestatal informó que ya hizo la petición a la Procuraduría General de la República para que investigue lo relativo a presuntos sobornos para la adjudicación de jugosos contratos con la autodenominada “empresa de clase mundial”.

Menos plácido y, por lo visto, más activo, resultó el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que destapó “una conspiración de sobornos y corrupción con funcionarios de México en torno a contratos multimillonarios de la Comisión Federal de Electricidad”, y de entrada arrestó a dos empresarios (uno mexicano, otro estadunidense) relacionados con esta lucrativa acción, que podría involucrar algo así como 3 mil millones de dólares, de acuerdo con las estimaciones de los fiscales que promueven el caso en los tribunales del vecino del norte.

David Brooks, corresponsal de La Jornada en Estados Unidos, documentó (24 de noviembre) que “la acusación alega que una empresa en Texas administrada por (el empresario estadunidense) John Joseph O’Shea –subsidiaria de una compañía suiza– primero contrató a una firma mexicana para funcionar como su representante de ventas en su trato con la CFE. La empresa en Texas –dedicada a otorgar servicios y productos para administración de redes en la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica– recibió múltiples contratos de la Comisión Federal de Electricidad para ‘bienes y servicios’ relacionados con la red eléctrica… (el empresario mexicano) Fernando Maya Basurto se declaró culpable la semana pasada ante un tribunal federal en Houston, reconociendo su papel en la conspiración para sobornar a funcionarios de la paraestatal mexicana, consistente en manejar, lavar y trasladar los fondos ilícitos, y ahora coopera con el Departamento de Justicia en la investigación… Los pagos a los funcionarios mexicanos tuvieron diversos nombres, entre ellos ‘pagos a los buenos tipos’ (good guys) o ‘impuestos de tercer mundo’, detalla la acusación formal. En algunos casos, los pagos se depositaban en cuentas de familiares de los funcionarios de la CFE”.

En la parte medular de su información, Brooks subraya que “aunque la acusación formal, copia de la cual fue revisada por La Jornada, no identifica por nombre a las empresas privadas involucradas, la compañía matriz en Suiza ha sido identificada como ABB, dedicada a la ingeniería eléctrica en varias partes del mundo, según el Houston Chronicle”. En efecto, ABB Group es una trasnacional suiza, con sede en Zurich, y presencia activa en más de 100 países de los cinco continentes, entre ellos México, obviamente, con oficinas en cuando menos Ciudad del Carmen, Campeche; Coatzacoalcos y el puerto jarocho, Veracruz; Monterrey, Nuevo León; Naucalpan, su cuartel central, estado de México; San Luis Potosí, SLP; Tampico, Tamaulipas; Torreón, Coahuila; Villahermosa, Tabasco, y Zapopan, Jalisco, y opera en el país desde 1928, de acuerdo con su propia información.
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