Primera parte
Los gobiernos panistas no se cansaron de
ensalzar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como el modelo a
seguir en el ámbito de las paraestatales, al grado de endilgarle el
calificativo de “empresa de clase mundial”. Ahora, tras la aprobación de
las leyes secundarias en materia energética, como la nueva Ley de la
CFE, la montada escenografía del falso arquetipo se ha venido abajo,
anunciándonos que seremos todos los mexicanos los que debemos rescatarla
de sus multimillonarios pasivos laborales ante su incapacidad
financiera de haber generado los fondos necesarios para solventar los
derechos adquiridos de sus trabajadores.
Seguramente,
lo moralmente correcto es que políticos como el expresidente Felipe
Calderón y otros más que formaron parte de su gabinete y que, para
desgracia del país, aún pululan por las catacumbas legislativas de la política nacional como Javier Lozano Alarcón, escondieran la cabeza
cual avestruces, porque lo que ahora salta a la luz pública los ubica
en el sitio de honor de los más selectos demagogos de la historia
contemporánea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario