Amenaza devorar infraestructura en zona centro
Revista Siempre
Oculta bajo el camuflaje oficial de la supuesta eficiencia, la corrupción en Comisión Federal de Electricidad es un cáncer que ya empezó a dañar los tejidos de la infraestructura eléctrica en la zona centro del país, tal y como lo ha hecho en el resto del territorio nacional.
Desde el cierre de Luz y Fuerza en octubre del 2009, cientos de compañías contratistas obtuvieron de los funcionarios de la CFE, la patente de corzo para tomar por asalto los puestos de trabajo que venían desempeñando los 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, obteniendo como recompensa un jugoso botín que hasta octubre del 2011 alcanzaba los 10 mil millones de pesos, pero entregando a cambio un deficiente y pésimo servicio a los usuarios.
La CFE les dio el oro, pero ellos le entregaron cuentas de vidrio, sin ningún reclamo.
Ahora que la autonombrada “Empresa de Clase Mundial” se dispone a abrir de par en par las redes subterráneas del Centro Histórico a empresas privadas para su supuesta renovación, es pertinente hacer un recuento, con su adicional ribete, de las tropelías que han cometido los funcionarios de CFE y que siguen sin castigo, a pesar de representar millonarios daños al erario nacional, como sucedió con el botón de muestra de Sinaloa donde el representante legal de la empresa y cercano al ex director Alfredo Elías Ayub y al prófugo Néstor Moreno Díaz, Francisco Ladislao Rodríguez Retes, cometió un fraude de mil 320 millones de pesos, aún no recuperados.
Pero no sólo en Sinaloa se cuecen quebrantos a la paraestatal que Felipe Calderón tanto ha publicitado y defendido como modelo de honestidad y transparencia, en entidades como Baja California Norte sigue impune el prevaricante caso de la firma extranjera Sempra Energy, que a través de los prestanombres de su filial en México, Gasoducto Rosario S. de R. L., ha vendido desde el año 2000, y bajo el leonino concepto de take or pay, gas natural a CFE para abastecer la Termoeléctrica Presidente Juárez, de Playas de Rosarito.
Se preguntará el lector en qué consiste dicho sistema y por qué es desventajoso para CFE y las finanzas públicas a las que todos los mexicanos le entramos con nuestra aportación, vía impuestos. Pues sucede que en el mismo se establece la obligación de la CFE a pagar un consumo mínimo, aun cuando no utilice la totalidad del gas importado, incluyendo además otra cláusula super ventajosa para la trasnacional: el gas que Comisión Federal no consume lo debe revender a la filial de Sempra Energy, a un costo 20 por ciento menor del adquirido.
Sí, leyó usted bien. Los funcionarios de CFE a los que el Presidente no se cansa de poner en las mismas nubes son un remedo del popular Juan Garabato, es decir: Compran caro, pero venden barato. Claro, echando a la basura el dinero de los mexicanos, no el suyo. Parafraseando al mimo Cantinflas: “Ahí está el detalle”.
La sesuda y nacionalista operación de la “Empresa de Fraude Mundial” le ha costado a la nación, del 2000 al 2009, pérdidas del orden de los 23 millones de dólares; es decir, que más de 320 millones de pesos se han esfumado de los recursos públicos para llegar libres de polvo y paja a las cuentas bancarias de Sempra Energy. Y quién lo diría, amparados bajo un contrato leonino, pero con validez legal. Vaya desfachatez. ¿No le parece?
Pero si alguien duda de que México es el campeón de la impunidad, baste con señalar que desde el 2006 la Auditoría Superior de la Federación detectó las mencionadas irregularidades y recomendó acciones inmediatas para detener la impune sangría a los recursos públicos. Pero nadie le hizo caso, y menos el ex director, Alfredo Elías Ayub, capo de esa mafia que por más de una década consolidó el “Cártel de la Electricidad” en nuestro país, tan poderoso y dañino como el del Chapo Guzmán.
Y ahora que las llamadas “mufas” del Centro Histórico de la Ciudad de México siguen tronando como chinampinas por la irresponsable falta de mantenimiento y pericia de CFE y sus contratistas, la empresa anuncia una licitación para atender la red eléctrica subterránea en dicha zona, dando un plazo de cinco meses (junio de 2012) para la conclusión de los trabajos, incluyendo en el proyecto el instalar equipos de medición, seguramente sus anunciados medidores de prepago, sin el consentimiento de los usuarios.
Así, bajo esta estrategia implementada por el gobierno y solapada por los dirigentes del Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana con el que el SME, firmó en 1985 el Convenio de Delimitación de Zonas, CFE rehúye nuevamente la responsabilidad de asumirse como patrón sustituto, violando la Constitución y las leyes que de ella emanan.
Es conducente preguntarse si a los funcionarios de CFE les asiste la indispensable calidad moral para seguir otorgando por doquier, contratos desventajosos a particulares y trasnacionales, siempre bajo una sospechosa opacidad y discrecionalidad. Hasta el momento, el esquema ha beneficiado y enriquecido a unos cuantos, no importándoles afectar a millones de usuarios con altos cobros y un pésimo servicio.
Es momento de que los sectores sociales exijan del gobierno una puntual vigilancia a CFE para evitar que los nuevos capos que ahora controlan “El Cártel de la Electricidad” sigan haciendo de las suyas, porque ese cáncer que ha carcomido la industria eléctrica en el país ahora amenaza con devorar la infraestructura de la zona centro. Todos debemos impedirlo.
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