19 mar 2009

Una reflexion

Una reflexión sobre el SME y la democracia sindical

En México una parte de la población mira con recelo y desconfianza al sindicalismo. Esto se debe en parte al arribo de la ideología neoliberal al poder y en parte a una larga tradición del llamado “corporativismo”, la corrupción de los líderes y el “charrismo” que se enquistó hasta la médula en muchas organizaciones sindicales de nuestro país.

Esas características de muchos sindicatos han dado pretextos y armas a los poderosos empresarios, a los políticos neoliberales y a los medios de comunicación en su intento por denostar y deslegitimar a todas los organizaciones que defienden los derechos de los trabajadores.

Sin embargo NO TODOS los sindicatos de México son iguales. La historia nos ha demostrado que cuando se tiene una verdadera democracia interna y los intereses colectivos se defienden por encima de todo sin simulaciones, un sindicato se mantendrá unido, la corrupción podrá denunciarse , no se perderá representatividad y por ende un sindicato será una institución efectiva y legítima en la defensa del trabajador.

Afortunadamente este es el caso del SME, cuyo funcionamiento democrático hace que hoy por hoy los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro tengan el mejor Contrato Colectivo de toda América Latina, ¿Qué mejor ejemplo se puede citar al respecto?

Pero sería muy inocente (hasta bobo), pensar que por la sola democracia interna cualquier sindicato será perfecto y estará exento de problemas, vicios y defectos. No es así.

A lo largo de la historia han pasado por la dirigencia del SME líderes de todo tipo. Desde obreros aguerridos y prácticos, comunistas congruentes o funcionarios con vocación social, gente comprometida pero que como todo ser humano comete errores garrafales, hasta algunos dirigentes famosos por sus excesos y deshonestidad que los electricistas preferirían no recordar. Ese es uno de los riesgos in sorteables de la democracia, lo mismo puede llegar al poder un mentiroso que un gran líder nato. Sólo la participación de los agremiados puede poner a cada uno en el lugar que se merece y sólo a través del conocimiento de la historia y la reflexión podemos aprender de nuestro errores.

Si bien la democracia interna por si sola no hace al SME perfecto, la participación a conciencia y el conocimiento que los electricistas activos y jubilados tienen de su propia historia hacen del SME una institución eficaz, fuerte y dinámica en constante movimiento.

A pesar de sus años se mantiene joven, más aun si se le compara con otras organizaciones sindicales emblemáticas (para mal) de nuestro país cuyos dirigentes se eternizaron en el poder, se corrompieron, envilecieron y envejecieron llevándose a la tumba junto con ellos la reputación de los sindicatos y las conquistas legítimas miles de trabajadores.

Por eso resulta indignante que los voceros del gran capital y la prensa neoliberal midan con la misma vara a todos los sindicatos. Resulta absurdo que Felipe Calderón por orden de los empresarios pretexte la corrupción sindical para mantener amarrado el salario mínimo y aplicar mano dura contra los sindicatos que “osen” ser independientes. Mientras, se toma fotos y brinda con los líderes de la CTM (quienes le piden de favor a los obreros no pedir aumento salarial y ser comprensivos con los “pobrecitos empresarios” por la crisis), le pide favores a Romero des Champs y le da cada vez más poder a Elba Esther Gordillo a cambio de “ayuda” electoral. Así el SME tiene como méritos mantener la justicia del trabajador en un país injusto, lograr seguridad (social) en un país cada vez más inseguro, además de ser un sindicato democrático en un país poco acostumbrado a la democracia.


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