Martín Esparza Flores Revista Siempre
En vísperas de la celebración del Primero de Mayo, los ministros de la Corte acaban de proporcionar una moderna guillotina
a la reforma laboral que permitirá a las Juntas de Conciliación y
Arbitraje (juntas) cercenar de tajo los “derechos irrenunciables” de
millones de trabajadores contemplados como uno de los baluartes del
artículo 123 de la Constitución.
Como si la clase trabajadora del país no
tuviera suficiente con el imparable aniquilamiento del poder
adquisitivo de sus microsalarios, que la conducen a las fronteras de la
marginación social, ahora los miembros de la Segunda Sala del alto
tribunal emiten una jurisprudencia para que las aprobaciones o laudos
que realicen las amafiadas juntas sobre convenios, liquidaciones o
finiquitos de un trabajador sean inapelables.
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