Martín Esparza Contralínea
El pasado 28 de noviembre se conmemoró el
Día Mundial de las Personas sin Hogar que, de acuerdo con datos
conservadores de la Organización de las Naciones Unidas, representan la
creciente marginación de más de 1 mil millones de seres humanos en todo
el planeta, muchos de los cuales han perdido sus casas o sencillamente
están imposibilitados para acceder a un patrimonio, debido al salvaje
capitalismo aplicado como precio de la globalización neoliberal; mismo
que motivó el justo reclamo del papa Francisco por luchar para que en el
mundo millones de personas cuenten con una tierra para labrar y un
techo y trabajo dignos para vivir decorosamente con sus familias, tal y
como lo plasma el verdadero Evangelio de la Iglesia Católica.
El
mensaje enviado a todo el orbe por el sumo pontífice debe ser
indiscutible punto de reflexión para que, a través de la solidaridad
social, las clases campesina y trabajadora de todos los países luchen de
forma unida por no perder su hogar y accedan a un techo que les permita
tener un nivel de vida más humano.
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