Martín Esparza Flores Revista Siempre
Como parte de la jornada de lucha del
Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), por recobrar la
hidroeléctrica de Necaxa, el pasado 17 de mayo se colocó en la explanada
del municipio de Juan Galindo, la placa conmemorativa a los cien años
de existencia de la histórica planta, que a la llegada de la CFE, tras
el golpe a Luz y Fuerza el 11 de octubre del 2009, fuera desprendida de
sus instalaciones por los trabajadores y contratistas de la “Empresa de
Clase Mundial” para arrojarla a la basura, tratando de sepultarla junto
al fierro viejo, tal y como los panistas quisieron soterrar la historia
obrero-electricista de los habitantes de la Sierra Norte de Puebla, que
con su esfuerzo y trabajo dieron vida, en los albores del siglo pasado, a
la primera generadora del país y de América Latina.
La ignorancia supina mostrada por
quienes menospreciaron el significado y contenido de la placa alusiva a
su centenario, fijada en los muros de la hidroeléctrica, el 24 de marzo
del 2003, es directamente proporcional a la de políticos panistas como
Javier Lozano Alarcón, que al atentar contra la industria eléctrica
nacional y los derechos de los trabajadores, ni siquiera se tomaron la
molestia de analizar los elementos que integran el escudo del Estado de
Pueblo, en cuya parte superior derecha, se rinde homenaje a la planta de
Necaxa como uno de los emblemas de la entidad que contribuyeron al
progreso del centro del país.
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