La política laboral mantenida por los gobiernos neoliberales en los últimos sexenios ha trocado la celebración del Día Internacional del Trabajo en una protesta social masiva, en la que han participado, al lado de la clase obrera, organizaciones sociales, campesinas y el sector democrático del magisterio. Sencillamente ya no existen razones que justifiquen festejo alguno, pues tras la aprobación de la reforma laboral, la Ley Federal del Trabajo (LFT) en nuestro país es letra muerta.
Al
lado de la Nueva Central de Trabajadores, surgida como la más legítima
expresión de lucha del sindicalismo independiente, marcharon diversas
organizaciones que comparten objetivos comunes de lucha, conscientes de
que en México la estabilidad en el empleo, el salario remunerador y la
seguridad social se encuentran seriamente amenazados por los gobiernos,
que de forma cómplice han aceptado la aplicación del modelo neoliberal
que está privilegiando, en todo el mundo, la protección al capitalismo salvaje a través de las multinacionales, empobreciendo a millones de personas.
Desde la llegada de los panistas al
poder, se inició un franco retroceso a los derechos laborales y al nivel
de vida de la clase trabajadora, hasta traducirse, en el gobierno de
Felipe Calderón Hinojosa, y ahora en la actual administración, en una
franca embestida, utilizando mecanismos legales aprobados por sus
secuaces del Congreso de la Unión, como la reforma laboral y la reforma
educativa.
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