Manuel Fuentes Muñiz La Silla Rota
Sin rubor alguno, legisladores del PRI y del PAN hicieron oídos sordos sobre los reclamos de sus opositores para evitar la entrega de los recursos petroleros a empresas extranjeras. Para asegurar los intereses de los inversionistas reformaron la Constitución anulando el poder soberano de la Nación sobre sus recursos y su territorio.
Cedieron a tribunales internacionales toda controversia en materia petrolera. Ya no más un juez nacional podrá decidir sobre una disputa con una compañía extranjera. Todo estará sujeto a nuevas reglas y acuerdos comerciales internacionales, donde el país poderoso impone sus condiciones.
La soberanía nacional se convirtió en un concepto incomodo en la nueva concepción constitucional. La palabra Nación se sustituyó por empresas corporativas y voluntad nacional por interés privado.
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