20 may 2013

La nueva refinería, en la lista de los buenos propósitos

Hace un par de semanas se aplicó en el país el quinto gasolinazo del año. Los precios de los combustibles siguen al alza provocando un efecto inflacionario en los productos de primera necesidad al incrementar los costos del transporte de las mercancías; en tanto, la nueva refinería prometida desde el sexenio pasado, planeada en el municipio de Tula, Hidalgo, sigue arrumbada en el desván de los buenos propósitos oficiales.

Contralínea Martin Esparza

Reflejo del desinterés por iniciar su construcción es que ni siquiera se ha terminado de levantar en su totalidad la barda perimetral que rodea el terreno donde, al menos en proyecto, se erigirá la magna obra que deberá ayudar a aminorar el grave déficit de gasolinas que enfrenta México y que nos ha llevado, a pesar de ser un país petrolero, a importarlas, lo mismo que sucede con el gas natural que compramos a Bolivia a un precio de referencia de Estados Unidos, y cuyo incremento en su costo es la excusa presentada por el gobierno de Peña Nieto para disparar un 8.4 por ciento de incremento las tarifas eléctricas, al señalar que es por medio del consumo de este combustible como se produce la mayor parte de la energía eléctrica en el país.

Nadie asume el costo de la irresponsabilidad por quemar a diario miles y miles de metros cúbicos de gas natural en nuestro país, mismo que compramos a precio elevado en el extranjero, como tampoco ninguna voz oficial se alza para exigir a la pasada administración panista rinda cuentas sobre el millonario quebranto ocasionado a las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex) por el incremento en la participación de la paraestatal en la firma española Repsol, que representó una erogación de 20 mil millones de pesos, de los cuales, ya 10 mil pueden darse por perdidos al derrumbarse las acciones de la firma ibérica.

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