Argentina, sólidas justificaciones
Revista Siempre
Mientras en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, miles y miles de personas festejaban el anuncio de la presidenta Cristina Fernández sobre la nacionalización de la industria petrolera de Argentina, en México, Felipe Calderón declaraba en el Foro Económico Mundial para América Latina que la expropiación en contra del monopolio español Repsol era “una decisión irresponsable y poco racional”.
Remataba sus argumentos a bote pronto, al agregar: “Es el peor incentivo para un inversionista, invertir en un país así”. Igual perfil mostraba la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, cuando se apresuró a señalar: “Lo último en mi agenda es expropiar”.
Ambos sin calidad moral, con sus acostumbrados sofismas, también se apresuraron a apoyar, en una actitud por demás aldeana, la “indignación” del presidente de España, el ultraderechista Mariano Rajoy, que llamó a la comunidad internacional a unirse en contra del “agravio” a los voraces empresarios ibéricos.
Sea el actual contexto el punto de inflexión, el momento exacto para cuestionar públicamente a Calderón Hinojosa, sobre qué entiende por una “decisión irresponsable y poco racional”.
Preguntamos: ¿acaso fue la autoritaria e ilegal extinción de Luz y Fuerza del Centro un acto responsable y racional? ¿Puede interpretarse dentro de la racionalidad el desmantelar la industria eléctrica para entregarla a las trasnacionales?
Más aún: ¿puede situarse en lo responsable y racional autorizar a Comisión Federal de Electricidad la compra de gas peruano a Repsol para que la trasnacional española lo venda a México a un costo de 21 mil millones de dólares cuando su precio real no supera los 6 mil millones? ¿Cabe en el terreno de la racionalidad permitir que Repsol obtenga ganancias ilícitas por 15 mil millones de dólares a cuenta de las finanzas públicas, de los impuestos de todos los mexicanos?
También vale preguntar: ¿es responsable y racional dejar que la voraz banca española asentada en nuestro país cobre a millones de indefensos usuarios, comisiones e intereses que a sus bancos no se les permite aplicar en ninguna parte del mundo?
¿Es racional consentir que el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, destine recursos del país para apoyar a su amigo, Antonio Brutau, director de Repsol, con la compra de acciones por mil 122 millones de euros y que ahora las mismas sólo valgan mil 160 millones y, peor todavía, vayan a la baja? ¿No es una irresponsabilidad dejar que el dinero de los mexicanos se vaya, sin más trámites, al bote de la basura?
Para Calderón y Josefina, va un último planteamiento: ¿no es irresponsable y poco racional salir en defensa de un presidente que como Rajoy ha terminado por “legalizar” el lavado de dinero al anunciar que permitirá el retorno a su país de capitales mal habidos, por un monto de 25 mil millones de euros, a los que sólo cobrará un diez por ciento de impuestos?
La decisión nacionalista de Cristina Fernández tiene sólidas justificaciones, una de ellas, que Repsol manejaba su producción y explotación no con un sentido social o una ética empresarial en pro de los argentinos, sino regida por su voracidad empresarial. La expropiación de Argentina nos remite a la reflexión histórica: ¿podemos imaginar qué sería de nuestro país si el presidente Lázaro Cárdenas hubiera pensando como Felipe Calderón? ¡Pobre México¡ A estas fechas seríamos una colonia americana o quizá británica. Al caso, lo mismo.
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