El SME histórico y los sesgos de Rascón.
Víctor Sánchez*
En su artículo del 31 de mayo de 2011, en La Jornada Marco Rascón recurre a una semblanza general para descalificar al SME histórico, trata en realidad de una critica a las acciones de los electricistas en contra de Bravo Mena como candidato del PAN a la gubernatura del Estado de México.
Dos son los sesgos de Rascón sobre el SME. Primero, una descalificación general a la historia del SME a través de un brochazo sobre la Tendencia Democrática, la corriente sindical pura y, segundo, considerar al SME actual como títere de de Eruviel, o del PRI, para acosar al PAN en el Edomex.
En ambos intentos falla. Son sus sesgos. La importancia del debate, debe resaltarse. Eso sin duda. Antes que enojo, antes que injuria, antes que calificar de comparsa o porro electoral al SME, deben precisarse hechos e interpretaciones.
Parte de una primera impresión, para comprender dentro del sindicalismo democrático e independiente al SME, afirma: “baluarte de independencia sindical frente al sistema corporativo representado por el Congreso del Trabajo”. “En lo político, sus dirigencias se sirvieron mucho de la pureza sindical para ocultar un sectarismo frente a los conflictos que terminaba en apoyo al oficialismo y a los gobiernos en turno”.
Cita en seguida a Rafael Galván. Para diferenciar al STERM del SME, el sesgo nomás para criticar a éste último y darle solvencia a Galván. Pero olvida antecedentes. Desde los años 40 hasta los 60, ambos sindicatos fueron fieles acompañantes de las luchas obreras de esas décadas. En la Confederación Mexicana de Electricistas Galván con Sánchez Delint; en la constitución de la CNT contra el BUO con Galván y Palomino, quienes llegaron a la formación del Congreso del Trabajo con la CTM de Fidel Velázquez. El STERM siempre bajo el mando de Galván y el SME con 4 distintos secretarios generales, Rivera, Delint, Palomino y Torres.
Ambos organismos pugnaron por una central obrera nacional, ambos lucharon por la nacionalización de la industria eléctrica y ambos confrontaron al charrismo sindical, pero usaron las alianzas con los gobiernos en turno, para pulsar la política en beneficio de los electricistas. Podríamos, por tanto, señalar que en la lucha programática del sindicalismo mexicano los electricistas forjaron caminos de independencia política. Sin sesgos como los insinúa Rascón.
En la firma de un posible Pacto de Unidad, llamado en esos tiempos cuatripartita, se desconoció a Palomino por no consultar con sus bases, ni convocar a la Asamblea Extraordinaria correspondiente y así llegó en la discrepancia Jorge Torres a la secretaria general del SME, por mandato y acuerdo de sus bases no participó en aquél. Se llega al mismo entre STERM con Galván, SNESyC con Pérez Ríos, y la CFE con Guillermo Martínez Domínguez, donde nace el SUTERM. Se fusionan los contratos colectivos de trabajo, en ambos casos muy parecidos, la diferencia la daba el CCT del SME, y los estatutos, de igual forma muy semejantes, con la misma distinción del estatuto del SME. Los contratos y estatutos fusionados fueron los del Nacional y del STERM, no los del SME, a consecuencia del desconocimiento del convenio por la base del mismo. Hasta aquí, es evidente el sesgo dado por Rascón. Es cuestión de datos, de interpretación y tiene el derecho de usar el sesgo para apuntalar su posición política. Por ello se discrepa, por el argumento y el sesgo para descalificar al SME histórico y al SME actual.
En la lucha programática lo esencial, estatutos y contratos, hubo acuerdos entre la versión de Galván y la de Pérez Ríos, las disputas, las diferencias ocurrieron en los puestos del comité. Devino en derrota la distribución de los cargos en el comité ejecutivo del SUTERM: la comisiones de vigilancia para los de Galván y los comités seccionales para los de Pérez Ríos o, dicen, para la fuerza mayoritaria los seccionales y vigilancia a los minoritarios. Sea lo que fuese, de ésta pugna surge la Tendencia Democrática. Es la premisa de la acción político sindical de los galvanistas, cosa que no debe ni puede olvidarse. La distancia y la distinción fueron dadas desde entonces.
Bien dice Rascón la unidad se fue dando sobre la lucha de la Tendencia Democrática, hasta la convocatoria de la huelga del 76 y hubo varios frentes de acción sindical en el inter no solo el Frente Nacional de Acción Popular en lo que se convertiría la tendencia democrática. Es en esos años, de Echeverría, donde se declara la liquidación de Compañía de Luz y Fuerza del Centro, para evitar la inversión, el crecimiento y el mantenimiento de sus instalaciones provocando el deterioro sistemático así como la invasión de la zona y materia de trabajo por parte de CFE y el SUTERM, por ejemplo, la central termoeléctrica de Tula le correspondía al SME como la unificación de frecuencias en la zona central, entregada al contratismo bajo la figura del CUF.
Da el brinco histórico hasta Salinas y olvida todo el proceso del deterioro de Compañía de Luz, las limitaciones con la liquidación del SME y la intromisión generalizada por obras como por la compra en bloque de energía a CFE. En efecto, Salinas impone e inicia la privatización de la industria, y el SME negocia la suspensión de la liquidación para dar paso al nuevo organismo de Luz y Fuerza, bajo dos puntos determinantes un convenio de productividad y una asunción de pasivos. Los cuales empezaron las disputas internas para negociar sus cambios e implicar la responsabilidad de las autoridades. El quebranto impuesto en tiempos de Echeverría se quitaba en el gobierno de Salinas, y la lucha contra sus efectos se inicia al momento de la disputa por la secretaria general, saliendo Jorge Sánchez y entrando Rosendo Flores. Vaya que se confrontó a la privatización.
La descomposición del SME, así nomás porque sí, surge de la cercanía con Salinas, afirma Rascón. Olvida la lucha persistente contra la privatización y por la integración de la industria en los años de los gobiernos de Zedillo [el desplegado firme y contundente del SME, al día siguiente de su propuesta] así como durante el gobierno dizque de transición de Fox, fue por años clara, concreta y pertinente. Eso no le interesa a Rascón.
Y sin más dice por eso hubo división y por eso aparece la extinción. Algo así, los del SME se merecen “el golpe final del 10 de octubre del 2009”. Así como descalificó al SME en tiempos de Salinas, diremos nosotros, avala a Calderón con la extinción. La congruencia de Rascón aquí se quiebra. Sus sesgos se evidencian.
Ahora dice, en otro salto histórico sin conceder ni razón ni apoyo a la resistencia del SME, que en el Azteca da un giro a la lucha y la convierte en un movimiento “electoral”, pues siempre su proceder ha sido político. La práctica sindical de suyo es política. Las fuerzas y las acciones a las que se opone el SME y frente a las cuales pretende recuperar el trabajo de más de 16 mil trabajadores, bajo el esquema de patrón sustituto, son políticas. Ni duda cabe.
En ese marco de acción política, la electoral es una más de las vertientes de la misma. No se ha convocado a votar por el PRI, sino en no dar un solo voto al PAN, partido en el poder que aplicó el golpe de la extinción a Luz y Fuerza. Ahora en el 2011 como en el 2012 será así, ni un solo voto al PAN, como bien se sabe es una acción política, una promoción electoral para que los posibles votantes decidan así su voto. Es pues una simple campaña electoral contra el PAN. Eso no se puede negar.
En la congruencia de Rascón tres asuntos. Bien puede indicar su posición política, en detalle, sobre la extinción. Bien puede proponer las acciones sindicales y políticas que el SME requiere para obtener el retorno al trabajo de los electricistas. Bien pude asistir al SME a un debate público sobre la campaña electoral contra el PAN. Son estos los asuntos que se atienden y son parte programática del sindicato.
En efecto, se pide y busca negociar trabajo. Es evidente, ideológico y programático. Para los electricistas en resistencia, que les fue arrebatado a golpe militar, policíaco y anticonstitucional.
*Investigador de la UNAM y autor del libro "La Solidaridad Electricista y La Insurgencia Obrera" (El SME en tiempos de Sánchez Delint)
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