Correo ilustrado/La Jornada
Soy la administradora de un edificio de 10 departamentos situado en la calle de Sánchez Azcona. En nuestro afán de ahorro de energía, hicimos una serie de cambios y ajustes en las instalaciones, como colocar sensores de luz en cada pasillo, así como en el estacionamiento, cuyos focos antes permanecían encendidos toda la noche, cambiamos a los focos ahorradores y, sin embargo, después de hacer dichos cambios el monto en los recibos de luz no sólo no ha disminuido, sino sigue aumentando y no se ve por ningún lado el ahorro de energía.
Esto es una protesta en contra de la Comisión Federal de Electiricidad (CFE) por los cobros sin sustento de sus tarifas, aunque sabemos de antemano que no pasará nada y que la CFE seguirá haciendo impunemente sus ajustes, pero al menos nos sentimos reconfortados porque nuestra queja ha sido escuchada.
Hilda Martínez
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